jueves, 19 de mayo de 2016

Biografia de Dolores Veintimilla de Galindo

Dolores Veintimilla de Galindo
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Dolores Veintimilla de Galindo  nació en Quito, el 12 de julio de 1829 y murió en  Cuenca, el 23 de mayo de 1857  hija de José Veintimilla y de Jerónima Carrión y Antepara, lojanos acomodados residentes en Quito estudios en el Colegio "Santa María del socorro"  fue una poetisa ecuatoriana.
A los 19 años de edad contrajo matrimonio en Quito con el Dr. Sixto Antonio Galindo y Oroña, médico, natural de Nueva Granada Dio a luz a un hijo a quien llamó Santiago, siendo madrina Rosa Ascázubi, primera mujer de García Moreno Poco después el Dr. Galindo viajó a Guayaquil llamado por su concuñado el Coronel Sebastián Medina, casado con Josefina Veintimilla, única hermana de Dolores; así pues, el matrimonio y su tierno niño se establecieron en el puerto principal
En mayo de 1854 se trasladó a Cuenca con su esposo e hijo, alquilando un departamento en casa de Josefa Ordóñez
En su corta vida fue creadora de inspirados poemas y trabajos literarios, el poema que más se conoce es Quejas (poema). El fracaso en su matrimonio con el médico colombiano Sixto Galindo. Así como su pensamiento adelantado a la época, marcarían la personalidad y los trabajos posteriores de Dolores, llevándola finalmente al suicidio.
Poco quedaba de su poesía porque Dolores había quemado la mayor parte, se salvaron unos sonetos casi de milagro y fueron recogidos por su amigo Antonio Marchán.
En 1.886 se editaron cuatro de ellos en "La Lira Ecuatoriana" y su autor Vicente Emilio Molestina los colocó detrás de los de Olmedo, porque generacionalmente Dolores inauguró el romanticismo en el Ecuador, cerrando el neoclasismo. En 1.874 Federico Proaño publicó dos más en Guayaquil. "La Nueva Lira Ecuatoriana" de Juan Abel Echeverría nos dio otros cuatro poemas. En 1.880 Amadeo Izquieta publicó en "La Palabra" la composición en prosa titulada "Mi fantasía". En 1.908 Celiano Monge dio la más completa versión de su producción y el escrito "Recuerdos".

Poema Quejas de Dolores Veintimilla de Galindo

¡Y amarle pude! Al sol de la existencia
se abría apenas soñadora el alma…
Perdió mi pobre corazón su calma
desde el fatal instante en que le hallé.
Sus palabras sonaron en mi oído
como música blanda y deliciosa;
subió a mi rostro el tinte de la rosa;
como l ahoja en el árbol vacilé.

Su imagen en el sueño me acosaba
siempre halagüeña, siempre enamorada;
mil veces sorprendiste, madre amada,
en mi boca un suspiro abrasador;
y era él quien lo arrancaba de mi pecho;
él, la fascinación de mis sentidos;
él, ideal de mis sueños más queridos;
él, mi primero, mi ferviente amor.

Sin él, para mí el campo placentero
en vez de flores me obsequiaba abrojos;
sin él eran sombríos a mis ojos
del sol los rayos en el mes de abril.
Vivía de su vida apasionada;
era el centro de mi alma el amor suyo;
era mi aspiración, era mi orgullo…
¿Por qué tan presto me olvidaba el vil?

No es mío ya su amor, que a otra prefiere.
Sus caricias son frías como el hielo;
es mentira su fe, finge desvelo…
Mas no me engañará con su ficción…
¡Y amarle pude, delirante, loca!
¡No, mi altivez no sufre su maltrato!
Y si a olvidar no alcanzas al ingrato,
¡te arrancaré del pecho, corazón! 

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